jueves, 21 de marzo de 2013

¿Cómo se produce la toxicidad en una persona? Parte 1

Karen Horney definió  la neurosis como la incapacidad para enfrentar adecuadamente los desafíos de la vida cotidiana, en función de esto es que numerosos autores han planteado que la neurosis es la base de un gran conjunto de psicopatologías.
Fueron Dollard y Miller quienes esbozaron una muy completa teoría sobre la relación de los hábitos con la personalidad y el desarrollo de conductas patológicas.
La conducta patológica como tal implica destructividad como efecto permanente ante la disfuncional estrategia de afrontamiento frente a la vida cotidiana.
En la actualidad la personología asume 4 indicadores de alteración en la personalidad para realizar un diagnóstico diferencial adecuado respecto a los trastornos en la personalidad:
1-      COGNICIÓN- Alteración en el patrón de pensamientos, la forma de producir el pensamiento, desarrollo de distorsiones de pensamiento, pensamientos automáticos disfuncionales, reglas personales de vida inflexibles, supuestos personales basados en prejuicios.  Generalmente la forma de pensar distorsionada es resultado de la búsqueda de la satisfacción de necesidades de seguridad que no se desarrollaron frente a figuras de autoridad cuyo resultado es el pensamiento defensivo -“Yo estoy bien, los demás están mal…”, “Mis ideas deben ser las únicas que deben de prevalecer…”-, oscilaciones de pensamientos que fluctúan desde la idealización hasta su opuesto de devaluación, garantizando la satisfacción de las necesidades afectivas a través de la distorsión de la imagen propia y de los demás –“Yo soy mejor que…” (Complejo de superioridad), “Ellos son lo peor…” (Devaluación), “Ellos si me respetan y me admiran” (Complejo de superioridad, idealización), y determinismo como posicionamiento existencial que satisface las necesidades de certidumbre respecto al futuro, es decir, tener una certeza aunque el panorama sea insatisfactorio, el objetivo no es el cumplimiento de la tarea sino la adquisición de la certeza como mecanismo defensivo contra la ansiedad que genera la incertidumbre existencial, por eso abunda el desarrollo de pensamientos deterministas “Yo no puedo…”, “Siempre he sido así…”, “Las cosas nunca cambiarán”, de la misma forma, este tipo de pensamientos anticipan la renuncia ante acciones que representan un riesgo puesto que la persona anula las acciones al determinar los resultados “¿Para qué lo hago si voy a fracasar?”.
 
Jonathan Ricardo Flores Ahumada
Psicólogo Clínico
Presidente de la Sociedad Mexicana de Ciencias Interdisciplinarias SC
Afiliado Internacional ante la American Psychological Association
 
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