miércoles, 2 de noviembre de 2011

CUANDO ENVEJECES SIN VIVIR

Es una condición mental que nos fatiga al extremo, nos genera malestar, disgusto, irritabilidad. Debido a esto podemos terminar desarrollando estados depresivos y estos son sólo algunos de los efectos del estrés. Un estado emocional mediante el cual nos sentimos enfermos sin estarlo, en donde nuestro cuerpo agotado no responde a las exigencias de la vida diaria. Es el equivalente a contemplar la mayoría de las cosas como amenazas bajo la predisposición de manifestar nuestro peor estado psíquico.
Algunos elementos que influyen en su incidencia son los sistemas sociales desiguales, ideologías centradas en la culpa, ausencia de participación del ser humano en los procesos de la trascendencia, políticas económicas ambiguas. Bajo esas condiciones es muy sencillo crecer en un ambiente neurótico, desarrollar miedos pavorosos, inseguridades y una urgente necesidad de anestésicos sociales, físicos y existenciales.
El hecho es que el estrés modifica la bioquímica del cuerpo mediante una mezcla de adrenalina, noradrenalina, corticoides, catecolaminas y dopamina. Esta combinación produce diversos malestares físicos y mentales.
El estrés está relacionado considerablemente con la caída del cabello, alteraciones metabólicas, obesidad, reacciones diabetógenas y el envejecimiento.
El estrés nos marca físicamente, nos transforma en personas detenidas en el tiempo quienes en apariencia hemos vivido anticipadamente, aunque solo lo hagamos mentalmente.