Es conocido que a lo largo de la historia de la humanidad, se han ofrecido una serie de innumerables sacrificios que vienen antecedidos de una serie de creencias que constituyen el centro fundamental de los rituales y sus razones de ser.
Sacrificar ofrendas conformadas por legumbres, palomas, becerros y hasta seres humanos, era el remedio ideal, oportuno y concurrido para recibir gratificaciones sobrenaturales ó por lo menos para calmar la ira de los dioses.
Sin embargo, el famoso “para que”, es el determinante de un sinfín de crímenes perpetrados en toda nuestra historia hasta la actualidad. Algunos lo hacían para volver la tierra fértil, para obtener lluvia, para precisar un control sobre la vida misma, para ser socorridos en los desastres naturales, para conseguir una ventaja sobre el enemigo y tantas cosas más.
Para el día de hoy nuestros “para que” no han cambiado mucho, la gente muere por la patria, por nuestra seguridad, porque se lo ha buscado, por nuestro bienestar, por mencionar sólo algunos.
Tan centrados en la muerte y sus sacrificios, que nuestra vitalidad se derrocha en lo no vivo como prioridad, pasar 6 días de la semana y 8 horas en promedio para obtener mejores bienes materiales, la acumulación ilógica a base de sacrificar nuestra tranquilidad, buen humor y con-vivencia.
Determinantemente sabemos para qué morimos, desafortunadamente aún no sabemos para qué vivimos. Esta indiferencia ante la muerte, probablemente sea la misma que rige nuestra existencia.
Estamos expectantes ante los nacimientos y perplejos y anulados ante la muerte, acompañamos en el nacimiento y en los funerales, pero no en el con-vivir.
¿SEGUIMOS ENTREGANDO NUESTRA VIDA A LOS BRAZOS DE MOLOCH?

El llanto del niño quemado en el holocausto era opacado por el festivo sonido de tambores, flautines y bocinas. El llanto era prohibido a los padres.
Hoy, mientras muchos anulamos la vida, otros la lamentan, la lloran.
El problema es que el ambiente festivo no nos permite escuchar el llanto.
EXTRA
¿Y si mejor nos centramos en mejorar nuestras condiciones de vida?
Yo creo que un punto reelevante en esta cuestión del vivir para lo no vivo no es tanto la acción si no el proceso,la mayoría no disfruta su trabajo cosa que nos lleva inevitablemente a la educación en México, y pues al no disfrutar el trabajo y hacerlo de mala gana surgen complicaciones como el estres y relaciones familiares tensas etc...
ResponderEliminarLa mayoría de las personas pensamos que el chiste de la vida es conseguir la felicidad bueno bueno el "no dolor" pero es muy cierto que se nos olvida que mientras nos detenemos a pensar que hacer para conseguirlo, se nos pasa la vida en ello.
Muy buen articulo profe.