En nuestra actualidad el mundo
de la psicología mexicana está atravesando una profunda crisis de identidad en
sus sectores clínicos. Existe una gran variedad de escuelas y sistemas
contemporáneos que aún no cumplen con una regulación con el fin de normar la
efectividad del proceso terapéutico.
Las principales centros de
educación especializados en psicología carecen de rigor científico y la solidez
de los planteamientos de las escuelas de pensamiento tradicionales son muy
similares a los fundamentos de cualquier doctrina basada en creencias que han
pasado de generación en generación o dictadas por alguna figura de autoridad,
es decir, sin rigor científico.
Se transmite la enseñanza
tradicional de los sistemas clásicos de la psicología, muchas veces sin hacer
una crítica histórica y una revisión contemporánea sobre los mismos, se sigue
enseñando el fundamento sin correcciones, a pesar de que el fundamento haya
sido elaborado en el siglo XVII.
Hoy sabemos que el
asociacionismo se ha incorporado al cuerpo de la psicología como herramienta
metodológica y no como posición sistemática[1];
la psicología moderna hoy acepta las bases que originaron al estructuralismo,
sin embargo sus formulaciones sistemáticas son solamente una anécdota histórica[2];
la contribución histórica, fundamentada y persistente en el tiempo es la
metodología conductista[3],
aunque una sola restricción metodológica no construya un sistema amplio, por lo
cual hoy en día no existe un sistema denominado conductista; la psicología de
la Gestalt ha sido una fuerza activa que contribuyó mediante sus criticas al
conductismo y al estructuralismo a reformular esas posiciones teóricas, pese a
la ambigüedad de algunos postulados y el uso excesivo de analogías respecto a
la física, sin embargo han tenido procedimientos experimentales efectivos y su
interés sigue vigente, la teoría sistémica es quien está elaborando las
complejidades que los guestaltistas no han explicado, la teoría de los sistemas
ha salido al paso desarrollando técnicas para estudiar la organización de los
todos[4];
el psicoanálisis contribuyó a investigar tópicos que otras escuelas omitieron,
de hecho abarcaron estudios especializados sobre el inconsciente y la
sexualidad, generó numerosos estudios referentes a la motivación, sin embargo
sus errores sistemáticos y científicos los tienen al borde de la extinción[5],
a pesar de la desaparición de la escuela psicoanalítica no desaparecería la
influencia del psicoanálisis dentro de la psicología[6]; en 1973, Arnold Buss manifestó el
resurgimiento del funcionalismo, consideró que la teoría evolucionista era la
única que podía organizarse, que abarcaba lo suficiente toda la psicología a su
alrededor, incluso el desarrollo de la genética, etología, neurociencias y socio
biología han elaborado las piezas del rompecabezas evolutivo para así formar un
marco de referencia inclusivo, el funcionalismo no solamente vive, ha dado
muestras sólidas de estarse convirtiendo en el más extendido de los enfoques
generales de la psicología[7].
Lamentablemente es el sistema que menos se enseña en los centros de formación
de clínicos.
Es parte de nuestro momento
histórico social la laxitud en torno a las regulaciones del proceso de la
intervención clínica, desde las influencias de la magia, la chamanería,
rituales y todas las prácticas ilegales y recurrentes que ofrece la
pseudociencia. La persona que ha tomado la decisión de acudir con un
especialista en psicoterapia tiene que enfrentarse a una diversidad de enfoques
e intervenciones tan contrastantes que en lo único que convergen es en la
ineficacia del proceso.
El oscurantismo y la opacidad
se ha apoderado del proceso de intervención clínica en psicoterapia, desde la
omisión en los rigores metodológicos, la ausencia de diagnósticos certeros, las
confesiones de estudiantes de psicología que afirman que a pesar de haber
egresado no conocen la base de un tratamiento/ intervención clínica hasta el
desconocimiento de los procesos legales para la apertura de un centro de
psicoterapia.
En México funcionan
consultorios, centros de psicoterapia, asesoramiento, orientación psicológica
sin los permisos legales y sin la estricta regulación de sus procesos de
intervención, esta situación ha contribuido a caracterizar al psicólogo como un
profesional al margen de la ciencia y de la legalidad y a la propia psicología
como una peculiar y excéntrica forma de ver la vida, carente de validez
científica.
LA AUSENCIA DE LA CULTURA DE
LA SALUD MENTAL
A la falta de una férrea
disciplina y formación educativa de alto rendimiento combinada con la falta de
incorporación teórico práctica a un sistema psicológico efectivo se une el
saber coloquial transmitido por los medios de comunicación respecto al quehacer
profesional del psicoterapeuta.
Así es como se forma un
estereotipo del psicólogo identificado como un motivador aspiracional que
necesita conocer los “traumas” inconscientes de la infancia de un sujeto para
poder ayudarle a “superar” sus conflictos psicológicos; incluso los casos
sonados de delincuentes de alta peligrosidad forman la idea de que solamente
esos sujetos con prácticas delictivas “arraigadas” padecen una locura que los
lleva a ejecutar esa clase de actos, por tanto el tema de la salud mental sería
un elemento de interés exclusivo de los “perturbados”, “traumados”, peligrosos,
agresivos, “anormales”, es decir, los “locos”.
SALUD MENTAL EN MÉXICO
De acuerdo a la Encuesta
Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares del año 2002 la prioridad en los
hábitos de consumo de las clases medias son alimentos, bebidas y tabaco en un
32% y 30.5%, vivienda 10.8%, transporte y comunicaciones en un 19.3% y un
17.2%, finalmente al cuidado personal se le destina el 10.4% y el 9.3%[8].
Para la persona promedio en
México se le hace común presentar síntomas de trastornos de ansiedad, del
estado de animo y de personalidad, incluso se les toma a la ligera. Llegan a
considerar que al charlar con alguien, realizar una actividad gratificante o
incorporarse a algún grupo de autoayuda desaparecerán los síntomas;
efectivamente desaparecerán los síntomas pero no el cuadro patológico, lo cual
vuelve más complicada la tarea de la elaboración de un diagnóstico certero. En
el contexto coloquial la persona promedio llega a considerar cualquier
actividad gratificante como una “terapia”, señal de la ausencia de una cultura
de la salud mental, lo cual explica que aunque en el estudio de la Base de
Datos Mundial de la Felicidad, México es el 7º país más feliz del mundo[9],
también es de acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud, las
enfermedades mentales afectan a una de cada cuatro familias, a nivel mundial 2
de cada 10 adolescentes presenta algún trastorno mental y al menos casi 20
millones de personas en México padece algún trastorno mental[10].
CONCLUSIONES
Es particularmente fundamental
la implementación urgente de dos tareas:
1- Una
reforma académica institucional-extramuros paralela de capacitación y
especialización en metodologías y procedimientos apegados al rigor científico
en el proceso de la intervención clínica.
2- Una
regulación sobre los centros, consultorios, centros de asesoría u orientación
que en medio del clandestinaje operan sin importar la eficacia de sus
procedimientos.
3- Una
capacitación exhaustiva respecto a la cultura de la legalidad en el quehacer
terapéutico.
4- La
divulgación formal constituida por estudiantes, académicos, profesionales,
voluntarios, medios de comunicación, así como beneficiarios de los servicios de
salud mental de una cultura de la salud mental eficiente, sistemática,
incluyente en dos ejes de operación: la prevención e intervención.
Jonathan Ricardo Flores
Ahumada
Psicólogo Clínico
Presidente de la Sociedad
Mexicana de Ciencias Interdisciplinarias SC
Afiliado Internacional ante la
American Psychological Association
BIBLIOGRAFÍA
1-
Boring
(1950) “A history of experimental psychology”, Nueva York, Ed. Appleton Century
Crofts.
2-
Hochberg
(1957) “Effects of the Gestalt revolution: The Cornell symposium on
perception”, Psychological Review.
3- Marx,
Hillix (1978) “Sistemas y teorías psicológicos contemporáneos”, México, Ed.
Paidós.
4- Onfray
(2011) “Freud: el crepúsculo de un ídolo”, México, Ed. Taurus.
5-
Silverman
(1976) “Psychoanalytic theory: The reports of my death are greatly exaggerated”,
Ed. American Psychologist.
6-
Spence
(1948) “The methods and postulates of behaviorism”, Nueva York, Psychological
Review.
7-
Underwood
(1957) “Psychological research”, Nueva York, Ed. Appleton Century Crofts.
ENLACES
1-
Datos de Mujeres y Hombres en México 2005 con
base en la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2002 (ENIGH
2002).
2-
Publicado el 11 de Enero de 2010 por CNN
Expansión
3-
Publicado el 14 de Noviembre de 2009 por
Elizabeth Rodríguez Mora. Fuente: Notimex
[1]
Marx y Hillix hacen un análisis exhaustivo del Asociacionismo en Sistemas y teorías
Psicológicos contemporáneos, Ed. Paidós.
[2] History of experimental psychology
de Boring, 1950.
[3]
Spence examina esta postura de manera muy favorable en un artículo titulado
“The methods and postulates of behaviorism”, 1948.
[4]
Hochberg realizó un resumen sobre el simpusium de Cornell de 1957 en donde se
realiza un tipo de trabajo perceptual con una metodología guestaltista.
[5]
Michel Onfray es un activo detractor del psicoanálisis, esto lo podemos
encontrar en “El crepúsculo de un ídolo. La fábula freudiana”, 2011.
[6]
Silverman señala la utilidad que se le puede dar al psicoanálisis para dirigir
investigaciones en su artículo “Psychoanalytic theory: The reports of my death
are greatly exaggerated”, 1976.
[7]
Underwood hace una revisión de un enfoque totalmente funcionalista de los
problemas experimentales y su metodología en “Psychological research”, 1957.
[8]Puede
revisarla en el siguiente enlace http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/100532.pdf
[9] Lo
publica CNN en el siguiente enlace http://www.cnnexpansion.com/estilo/2010/01/11/mexico-entre-los-mas-felices-del-mundo
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