Pensamos en lo que deseamos, sin embargo, cuando lo hacemos, lo hacemos sustentados en la idea de lo que somos, en base a lo que pensamos que somos nos relacionamos y nos vinculamos con el medio. El pensamiento conceptual que implica ser algo termina siendo una definición "absoluta", "objetiva" y "acabada" de lo que creemos ser, finalmente nos cosificamos, nos volvemos cosa y dejamos de ser acción.
La esencia finalmente es la descripción de esta separación de lo que se es y del ente que es, es decir, la cosa y la acción. Sin embargo un sujeto posee significado propio y en base a esta intuición determina sus predicados como ejes conectores de lo que se supone que se es.

Pensar que fuimos, que somos, que seremos detiene el tiempo, nos genera la terrible impresión de que somos a pesar de no hacer, nos conformamos con la esencia del esqueleto imaginario de aquel ente que no transforma todo aquello que está viviendo. El ser es el ejercicio activo de lo que una entidad hace, no puede estancarse solamente en un rotulo de todo aquello que ha pretendido y ha creído que ha logrado. Por eso podemos ser muchas cosas. Es sumamente sencillo hacer caso de aquello que dicen que somos; nos cosifican, se detiene el tiempo, nos transformamos en la imaginación de un ente, nos volvemos apariencia. Ahí la distinción de quien aparenta y de quien es, quien aparenta solo es. Quien es, hace. Quien es, es eso, tiempo.